Qué ver en Rio de Janeiro, Los Imprescindibles de tu Visita a la Ciudad Carioca
- conarenaenlamochila
- 26 sept 2017
- 5 Min. de lectura
Febrero 10, 2016.
Samba, carnaval y fútbol. Muchas veces se resume en estas tres palabras a Rio de Janeiro, pero la ciudad carioca ofrece mucho más que esto y no hay viaje a Brasil que se precie sin incluirla en el recorrido. A pesar del caos, el tráfico o la cierta inseguridad, la que tantas veces se le denomina Cidade Maravilhosa es quizá una de las urbes más increíbles del mundo, construida en un entorno natural casi sin parangón.
Rio está enclavada en la Bahía de Guanábara, que vio llegar a los primeros portugueses encabezados por Gaspar de Lemos y le dieron el nombre que ostenta hoy en día la ciudad. Llegó a ser capital del Reino de Portugal a principios del siglo XIX, siendo la única capital europea situada geográficamente fuera de Europa y capital del Imperio de Brasil desde la independencia del país hasta que cedió el título a Brasilia en 1960.
Hoy en día presume de ser la primera ciudad turística de Sudamérica habiendo acogido el pasado Mundial de Fútbol de 2014 y preparándose para los próximos Juegos Olímpicos de 2016, algo que la ha sumido en un pequeño caos en forma de obras por todos lados. En cualquier caso, una escapada de tres o cuatro días servirá para conocer sus principales atractivos y maravillarse con el carácter del país y los brasileños a lo largo de los barrios más populares.
Cristo Redentor (Cristo do Corcovado)

Qué decir del Cristo Redentor o Cristo do Corcovado, el icono por antonomasia de la
ciudad carioca y que fue denominado Maravilla del mundo en 2007. La verdad que la estatua en sí no es lo que se lleva la palma, sino las sobrecogedoras vistas que desde aquí se tienen, quizás las más bonitas vistas desde las alturas que de una ciudad se puedan tener. La floresta de Tijuca rodea todo a nuestras espaldas y delante se abre la bahía de Guanábara con el Pan de Azúcar de fondo y Rio luce en todo su esplendor. Desde aquí arriba nos olvidamos de todos los problemas que pueda haber allí abajo.
Desde la estación de Cosme Velho el tren sube la empinada cuesta hasta el Cerro de Corcovado para salvar un desnivel de algo más de 700 m. El primer imperdible de Rio que maravillará a cualquiera, más aún si se cuenta con un día de cielo despejado, sino las nubes y el cielo gris desvirtúan el momento. Valdrá la pena hacerse un hueco en el pequeño saliente en compañía de otra mucha gente y poder abrazar la ciudad.
Pan de Azúcar (Pao de Açúcar)

Si bien las vistas desde el Cristo son impresionantes, desde aquí tampoco tienen desperdicio. El Pan de Azúcar es el “morro” por excelencia de Rio, como llaman a los cerros en portugués. Ubicado en un saliente de la bahía, un teleférico salva los casi 400 m de altura a los que se eleva saliendo desde el barrio de Urca. Ya en la primera parada del primer teleférico en el Morro da Urca, se puede ver la inmensidad del asunto, pero no es hasta que uno llega arriba donde se divisa todo Rio a vista de pájaro.
En un día despejado, el Pan de Azúcar nos puede regalar un atardecer espectacular, a la par que nos entretenemos en identificar las playas que queda a nuestra izquierda y los distintos iconos de la Cidade Maravilhosa.
Centro

Quizá la zona centro es de los puntos más olvidados en una ruta por Rio de Janeiro, pero no por ello menos interesante. La zona centro vendría a ser en primer lugar, todos los alrededores de la estación de Metro Carioca. Es recomendable no visitarla por la noche, ya que no es especialmente segura, ni tampoco en fin de semana cuando queda prácticamente vacía.
El centro de Rio de Janeiro no se puede comparar con otras ciudades de Latinoamérica de pasado colonial ya que aquí poco queda, pero sigue en pie alguna muestra en las calles Rua do Ouvidor, Rua da Alfandega o Rua Sete de Setembro con la conocida Confiteria Colombo. Cercanas al mar y al Aeropuerto Santos Dumont, hay varias iglesias como la de Nossa Senhora de la Candelaria y Da Irmandade da Santa Cruz dos Militares muy cerca también del famoso Palacio de Tiradentes.
Ya más al sur en la Plaza Floriano, donde está la estación de Metro de Cinelándia, nos encontramos con el Teatro Municipal. A pocos pasos de aquí se eleva la Catedral Metropolitana con su extraña forma cónica y bien visible desde las alturas de Rio, antes de adentrarnos en el bohemio barrio de Lapa.
Botafogo y Flamengo

Estos dos barrios a medio camino entre el centro y las playas son un buen lugar para alojarse, bastante seguros y tranquilos si uno se quiere alejar del bullicio de Copacabana. Buen ambiente y llenos de restaurantes y bares donde pasar el rato. Paseando por la ensenada de Botafogo se obtienen magníficas vistas del Pan de Azúcar que queda justo en frente. Hacia el interior, sin embargo se puede llegar hasta la colorida Favela Santa Marta, visitable de manera fácil con el bondinho que la recorre hasta arriba del todo.
Lapa y Santa Teresa

A escasos minutos del centro histórico se encuentran estos dos barrios bohemios que salvando las distancias, serían lo que son el Borne o el Raval en Barcelona. Lapa da la bienvenida con el famoso Aqueduto da Carioca, más conocida como los Arcos de Lapa y tras esto nos adentramos entre callejuelas decadentes y llenas de graffitis recorriendo toda una serie de bares y locales de samba con música en directo, algunos conocidos como Carioca da Gema. Es el barrio por excelencia para los más juerguistas y se recomiendan extremar las precauciones en cuanto a seguridad se refiere, aunque sin obsesionarse.
Justo en el límite entre los dos barrios se encuentra la conocida Escadaria de Selarón. Esta escalera fue decorada con azulejos de todo el mundo por el ya fallecido artista chileno Jorge Selarón desde 1990, dando resultado a lo que es hoy, una obra espectacular y en constante cambio, relamente muy bonita. El malogrado autor vivía en la misma calle y conversaba con los turistas allí mismo al tiempo que trabajaba en su obra, hasta que fue encontrado muerto en extrañas circunstancias en la misma escalera que le dio la fama.
Las empinadas cuestas que suben hasta el barrio de Santa Teresa eran recorridas hasta 2011 por el antiguo tranvía o bondinho amarillo que recorría las calles del barrio. Un fatal accidente hizo que se suspendiera el trayecto sumiendo a Santa Teresa en un acentuado olvido. Hoy han reabierto en una mínima parte el recorrido y aunque nos quedamos con las ganas de hacerlo, creemos que merecería la pena acercarse hasta este rincón lleno de bares auténticos y de calles con casas coloniales.
















































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